jueves, enero 10, 2008

COMO DOS EXTRAÑOS: SICARDI Y LA ARGENTINA DE SU ÉPOCA

COMO DOS EXTRAÑOS: SICARDI Y LA ARGENTINA DE SU ÉPOCA
Por Marcelo Méndez


Llamando a los pueblos todos de la República a cuidar la integridad del territorio y el pudor de los hogares inmaculados.
Así Méndez revigorizado al lado de aquel hijo, en medio de las varoniles palabras de la madre, sintió renacer prepotente la necesidad de escribir.

F. Sicardi, Libro extraño

Ante todo, una consideración epistemológica. El estudio de la medicina presupone una visión organicista. El cuerpo humano –asombroso mecanismo– ve resentido el equilibrio en que se desenvuelve su normal funcionamiento cuando una enfermedad lo aqueja. Restaurar ese equilibrio es el norte de la misión del médico y es esa ansiada restauración la que motiva el agradecimiento del paciente. Se conocen, no obstante, las consecuencias nefastas que ha deparado el traslado de ese organicismo al análisis de lo social. El esquema, que no concibe la posibilidad del cambio sino sólo el restablecimiento de un equilibrio circunstancialmente alterado, ha dado pie a diversas posturas reaccionarias. Sobre él descansaron fascismos de toda laya y también –para poner un ejemplo cercano- opera como piedra angular de la escuela de sociología norteamericana fundada por Talcott Parsons.
Tal vez esto, que hoy es mera reposición de nociones ya aceptadas, no fuera del todo conocido en ese fin de siglo en el que la profesión médica se transformó en una suerte de carta blanca para integrarse a la literatura argentina. Tal vez –es una duda solamente retórica- estos médicos escritores debieran su privilegio a prerrogativas sociales y no necesitaran conocerlo.
El caso es que dicha concepción pone un techo por el que todos estos escritores llegados de la medicina se verán afectados (en el texto del Libro extraño de Sicardi, notoriamente). Todas las ficciones médicas del período (pienso en Holmberg, Podestá, Wilde) tropiezan en algún momento con esa raíz de la profesión de origen. Y el tropezón llega más temprano que tarde, porque es justamente en reconocimiento a sus saberes médicos que estos miembros de los sectores dominantes son legitimados como escritores. El aluvión inmigratorio está en su apogeo y ya no se disimulan las disputas sobre lo que es “auténticamente argentino”. Los grupos afines al roquismo que languidece piden un diagnóstico. Los médicos literatos, a través de sus textos, son los encargados de darlo.
Prosas presas, entonces, de presupuestos que subyacen a la ficción. Aún así, Sicardi se apunta un tanto que no es menor: vislumbra –y pone por escrito- que el proceso inmigratorio alumbrará una nueva lengua y no deja a esas masas fuera de su texto. El propio Roberto Arlt –que va a imponer esa lengua- lo reconocerá:

“Pero debo recordar a dos hombres que, en su oportunidad, se acordaron de esas viviendas sórdidas donde florece la flor de la miseria: Luis Pascarella fue uno, en su libro titulado El conventillo; y Francisco Sicardi el otro, en un volumen llamado El libro extraño.”

En esa conexión con una inmigración que contó a sus propios padres en sus filas, terminan, sin embargo, los méritos de Sicardi. Obturada la visión por el cientificismo conservador sobre el que ya se abundó, su texto propone para los inmigrantes el ejemplo de su propio periplo: en efecto, Sicardi, hijo de inmigrantes, se casa con Carmen Lezica, emparentándose así con la alta burguesía porteña. La anexión que preserva el equilibrio, la salida individual de un médico destacado propuesta para cientos de miles de recién llegados.
Por aquí puede accederse a la tesis central del Libro extraño. Los destinos posibles que para la sociedad abre un período turbulento se describen con los tópicos y el lenguaje de la medicina. Los linajes que se presentan (los Méndez, los Valverde, los Paloche) son, en última instancia, libres de forjar su destino: aunque parezcan destinados todos ellos por las leyes de la herencia a la degeneración y la psicopatía, que metaforizan el ceder y aceptar a la inmigración tal cual es, tienen en el repliegue sobre los valores más conservadores de la sociedad preinmigratoria la cura para esa herencia psicopática de inexorable apariencia. Cultivar los valores conservadores permite en el Libro extraño eludir la determinación de la herencia. Entonces las tendencias suicidas que rondaron a los Méndez por generaciones son espantadas por Ricardo Méndez gracias a su fervor cristiano (el respeto al hogar, las lecturas apropiadas, también ayudan). Los Paloche, en cambio, al insistir por caminos alternativos, se pierden definitivamente en un abanico que de lo médico se abre sin sutilezas a sus equivalentes sociales: enfermedad, herencia, homicidio, prostitución y –claro- anarquismo. Caras de lo que Graciela Salto ha llamado “una misma raíz degenerativa” . La medicina proporciona los casos y la jerga con la que llenar páginas y páginas que giran obsesivamente sobre esta idea de la redención a través del acatamiento de los valores establecidos: patria, religión y ciencia (lecturas positivistas).
Se dirime –una vez más- el teorema del círculo. Cané propuso la metáfora y una de las posibles soluciones: cerrarlo y velar sobre él. Frente a esta postura y a la de Payró, que se burla de ella, David Viñas ubicó certeramente a Sicardi: entre el respaldo de Cané y la impugnación de Payró, el roquismo exhausto tiene en el Dr. Sicardi a su descriptor . Inmerso en la desmesura de su descripción, Sicardi se muestra incapaz de comprender la Argentina en que vive.
Y esa descripción, enfocada sobre lo social, es bien clara: inmigración sí; pero nada de cuestionamientos al paradigma positivista ni –muchísimo menos- anarquismo. Estos significan cuerpos extraños y extraño –el adjetivo que titula el texto de Sicardi- tiene un lugar bien definido en el campo semántico del organicismo que se caracterizó al comienzo. Lo extraño se saca, se extirpa. No tiene lugar en el libro de Sicardi ni en el modelo de país que, desatendiendo a las muestras visibles de su agotamiento, ese texto se empeña en defender.

NOTAS:
Arlt, R., “El conventillo de nuestra literatura” en Aguafuertes porteñas. Cultura y política, Buenos Aires, Losada, 2003
Salto, G., “En los límites del realismo, un libro extraño”, en El imperio realista. Vol. 6 de la “Historia crítica de la literatura argentina, Buenos Aires, Emecé, 2003.
Aseef, V., “Esquema de Sicardi” en Contorno, 5-6, 1955.

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